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Uno de los principios más importantes y difíciles de todo el proceso comunicativo es el saber escuchar. La falta de comunicación que se sufre hoy en día se debe en gran parte a que no se sabe escuchar a los demás. Se esta mas tiempo pendiente de las propias emisiones, y en esta necesidad propia de comunicar se pierde la esencia de la comunicación, es decir, poner en común, compartir con los demás. Existe la creencia errónea de que se escucha de forma automática, pero no es así. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del que se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye. Pero, ¿qué es realmente la escucha activa?
La escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que se habla.
¿Cuál es la diferencia entre oir y escuchar?
Existen grandes diferencias. El oir es simplemente percibir vibraciones de sonido. Mientras que escuchar es entender, comprender o dar sentido a lo que se oye. La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no solo lo que la persona esta expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se esta diciendo. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo cierta empatia, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.
Significado de la escucha
Escuchar implica Observar
Usar la mirada para “escuchar”: puede comunicar acogida, interés, envolver al otro, inspirar serenidad o herir violentamente con ojos de juicio, amenaza, sospecha, humillación…
Escuchar significa atender, interesarse por el otro, estar disponible para el otro, aceptándolo como es, distinto. Para ello se requiere autoaceptación.
Las 4 Formas diferentes de Escuchar
1. Forma Pasiva (silencio)
Poderoso mensaje no verbal.
2. Respuestas de reconocimiento
Claves verbales y no verbales.
3. Estimulo Adicional
Invitación a continuar.
4. Forma activa de escuchar
Recibir respuestas de que hay sintonía.
Aprendiendo a Escuchar
Guarde silencio
Preste atención a las demás personas, no acepte interrupciones
Concéntrese en lo que los demás comunican (contenido y forma), no solo lo que dicen.
Escucha un post de ideas.
Acompañe con los gestos su disposición a escuchar: mire a los ojos, asienta para transmitir comprensión.
Participe preguntando para indagar más antecedentes.
No emita juicios ni recomendaciones en forma apresurada.
Verifique si ha interpretado bien la situación, tanto los hechos como sus consecuencias.
Busque señales negativas a sus ideas.
Compruebe que entendió.
Obstáculos para la escucha
Escuchar activamente no es fácil. Existen numerosos impedimentos que dificultan el ejercicio de una escucha activa. La resistencia a la escucha, en el fondo, es una forma confusa de saber los peligros que se presentan si nos abrimos de verdad, porque la verdadera escucha reside más en el corazón del hombre que en las circunstancias.
Pero existen numerosos obstáculos más concretos a la escucha:
La ansiedad: tiene lugar a estar preocupado por si mismo, por como es recibido y por como tiene que responder y quizá por el miedo a que el otro toque sus zanas sensibles.
La superficialidad: manifiesto sobre todo en la dificultad a pararse en los sentimientos de los demás. Se tiende a generalizar o a huir de los temas más comprometidos a nivel emotivo. No se personaliza la conversación.
La tendencia a juzgar: a imponer inmediatamente las propias ideas y decir lo que es justo y lo que no lo es. Es propio de quien dirige su mirada inmediatamente a normas o esquemas personales, a sus ideas religiosas, políticas, éticas, etc., en lugar de centrarse en cuanto la otra persona expone.
La impaciencia: la impulsivilidad que lleva a algunos a no permitir que el otro se exprese, termine a su ritmo sus frases.
La pasividad: experimentado por aquellos que tienden a dar siempre la razón al enfermo por el hecho de serlo y faltos por tanto de una capacidad de intervención activa y confrontadora en el momento oportuno.
La tendencia a predicar: a proponer en seguida pequeños “sermones” que deberían dar razón de lo que el otro esta experimentando, según el propio criterio.